LAS PAREJAS DESPUÉS DE LA INFIDELIDAD

Cada pareja es única y traza su propia historia, es lo que respondo cuando me preguntan si “debería” perdonar a su pareja después de una infidelidad.

Como terapeuta de parejas soy muy cuidadosa con este punto, pues comprendo que la fidelidad/infidelidad está rodeado de muchos mitos y dispositivos de control social que tienden a violentar y juzgar al otrx, como: “no se quiere a sí mismo/a”,  “es poco hombre para aceptar que le hagan eso, “una buena mujer nunca haría eso”, “ es hombre, nada extraño”, “si lo permite es porque tiene “baja” autoestima (de paso aprovecho para aclarar que este concepto de “baja” autoestima, NO ha demostrado clínicamente ser un factor determinante para X o Y problema emocional, psicológico, mental o relacional, es un constructo psicológico que como dice Marcelo Ceberio (2012) no es muy común en los seres humanos, porque proviene de procesos interiores, de sentir propios y reflexión y nosotros nada de eso hacemos, pues terminamos buscando esa “valoración” en otros y nos olvidamos por completo de nosotros mismos)

Lo cierto es que una vez ignoren estos dispositivos de control social, la pareja podrá decidir qué hacer ¿Seguir? ¿terminar? Eso sí, será una decisión en la que coloquen sobre la mesa cualquier tipo de miedo o temor a estar solo/a, a no volver a encontrar pareja, algún apego feroz por allí, a perder estabilidad económica, a confundir el ser padres con ser pareja.

Pero ¿qué pasa con la pareja después de una infidelidad? Bueno, las cosas pueden o resultar muy bien o resultar muy mal.

De resultar muy mal, la pareja decidirá seguir junta, hacer “borrón y cuenta nueva” como siempre dicen, no hablarán de lo que pasó, no se darán la oportunidad de expresar todo lo que sintieron, no realizarán nuevos acuerdos, no habrá un proceso de real perdón y entrarán en un ciclo sin fin de reproches cotidianos, amalgamados por la cotidianidad y de paso tomando a los hijos (si los tienen) como mensajeros de los problemas que la pareja no pudo resolver, entonces intentarán desviar el conflicto inicial con una serie de conflictos secundarios, en fin, “infelices hasta que la muerte los separe”

O puede resultar muy bien, si la pareja decide trabajar su relación, entonces hay posibilidad de hacer un proceso en el que ambos puedan reparar las heridas producidas por la infidelidad y crear nuevos acuerdos, pero ¿cómo?

1.       Partir del significado que cada uno le atribuye a la infidelidad. A veces dejamos en el supuesto que el otro/a piensa lo mismo sobre el tema, más si durante el noviazgo nunca hablaron del asunto, simplemente asumieron las cosas.

2.       Revisar los mitos alrededor de lo que consideran “debería ser” una pareja. Sabemos que alrededor del amor romántico hay muchos mitos, la mayoría permeados por la idea de control de la pareja y la palabra fidelidad está relacionada con obediencia ciega y posesión-dueños-propiedad del otro/a.

3.       Revisar las formas en que se han estado comunicando, no es solo decir, “comuníquense” porque eso es muy irreal, lo importante aquí es que la pareja pueda dar cuenta de sus formas de comunicarse, muchas parejas tienen formas de comunicación que llamamos de doble vínculo, es decir, siempre están comunicándose con indirectas, no son claros en lo que se dicen, siempre hay algún mal entendido, el otrx piensa que fue claro/a, pero resulta que no y así.

4.       ¿Qué está dispuesto a hacer cada miembro de la pareja para mejorar la relación? A qué se compromete cada uno, qué tanto está dispuesta/o a ceder a negociar, qué nuevos acuerdos harán, qué tantas energías emocionales creen que tienen para seguir el proceso.

5.       Perdonar no implica olvidar, la infidelidad siempre va a ser parte de su historia amorosa, pero como aprendizaje, no como mecanismo de culpabilización y control.

Por supuesto que es muy posible que las parejas sigan después de una infidelidad, si están dispuestos a hacer todo un proceso, pues, la infidelidad solo es la punta del iceberg de problemas relacionales más complejos, que muchas parejas se niegan asumir.

Adriana Sofía Silva Silva, Psicóloga, magíster en psicología, máster en terapia familiar sistémica.

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