ESA ADOLESCENCIA Y YO!

Hola, saludos a todos!

Puedo identificar en el título de esta entrada, dos miradas; la primera, se relaciona con la forma en que los padres de familia y en especial las madres, asumimos esa etapa en la que nuestros niños, dejan de ser nuestros, lo que conlleva a sentirnos desubicados en relación a ¿cómo lo trato ahora?, ¿Qué le digo?, ¿Qué hacer cuando no hace caso?, ¿Qué actitud tomar con su evidente rebelión? entre otras.

Convivir con un adolescente no es fácil, porque implica realizar unos cambios, para los que quizá no estamos, ni estaremos nunca preparados! (me refiero indistintamente a hombres y mujeres, nunca he estado de acuerdo con utilizar los-las)

Más bien, es una etapa de aprendizaje mutuo, entre la pubertad y la adolescencia, están en el proceso de reafirmación de su identidad, ya sienten la posibilidad de dejar de hacer lo que antes se les obligaba a hacer y lo hacían porque querían complacer a sus padres; pero, afortunadamente, ya no, ya cuestionan, ya buscan otras maneras, ya intercambian expectativas con sus pares, ya procesan la información de manera diferente; por lo que es muy válido, que manifiesten malestar, cuando se les dice algo.

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Pero, ¿Estamos preparados los padres y cuidadores?, para ya no ser el centro de atención de nuestros hijos, para ya no ser "obedecidos" como antes, la respuesta es no, por mucho que hayamos leído, la teoría supera la realidad, uno nunca estará preparado para ver a los hijos crecer, anunciando que el tiempo pasa irremediablemente y mostrándonos que las estrategias de control que antes utilizábamos con nuestros hijos, ya no funcionan, lo que presenta un reto para nosotros, los padres y cuidadores, ajustarnos a sus cambios!

Esa adolescencia, que ha interrumpido nuestra rutina, que ya casi no quieren estar con nosotros, que prefieren estar con sus amigos, que cuando están en casa prefieren estar en su habitación o con unos audífonos escuchando música, porque les gusta y porque es la excusa perfecta para pretender que no nos están escuchando!

Esa adolescencia, que nos reta a modificar reglas y normas en el hogar, que nos invita a ser flexibles y pacientes, que nos urge a cuestionarnos si lo que estamos haciendo está bien o mal y a reflexionar para no caer en el juego de poderes, sí, ese juego que asumen muchos padres, de pensar que los hijos, sólo quieren llevar la contraria (lo que es cierto!) y entonces, quieren demostrar, quién es el que manda en casa! les suena familiar!?

Se necesita una autoridad con límites claros, no podemos seguir pensando que adoctrinaremos a nuestros hijos, como lo hicieron nuestros padres con nosotros, porque son otros tiempos, son otros retos, son otras dificultades, son otros peligros!

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Algo más importante aún, es que muchos padres creen que porque sus hijos están "grandes" en estatura, en talla de ropa y zapatos, ya con eso llegan inmediatamente el sentido común y lo lógica, algo que está muy alejado de la realidad, entonces, muchos padres cargan a sus hijos púberes y/o adolescentes con responsabilidades, para las cuáles no están emocionalmente preparados, lo que los lleva sentirse frustrados y angustiados, porque por mucho que lo intenten, no pueden complacer a sus padres o cuidadores.

¿Qué tipo de exigencias les hacemos a nuestros hijos? eso depende del conjunto de creencias familiares; les exigen en colegio, cuidar a sus hermanos menores, apoyo emocional cuando hay un problema de pareja, comportarse como un adulto responsable, cuando aún ni siquiera ellos se sienten cómodos con su nueva imagen corporal o recién su cerebro está aprendiendo a ajustar los coctelitos neuronales y hormonales, que son responsables de nuestro estado anímico y de salud.

En este transcurso, hay una función que estamos dejando a un lado, por muy "grandes" que se vean los hijos, aún necesitan de los padres acompañantes, amorosos, comprensivos; los que están allí, a pesar de todo, esa es la sensación de seguridad emocional, que necesitan nuestros hijos, pase lo que pase, siempre estaremos a tu lado, estaremos aquí para tí!

En este caso, después de mucho reflexionar, somos los padres los que tenemos que aprender a flexibilizarnos, a comprender que los hijos están en un proceso de cambio no sólo corporal, sino emocional, social, hormonal, que resulta para ellos, muy difícil de asimilar, es decir, esa adolescencia y yo, desde la perspectiva del adolescente!

Por lo que recuerdo, que los padres siempre deben ser padres, tampoco podemos desdibujar nuestra labor de acompañamiento tratando de ser "amigos" de nuestros hijos, sí, acompañarlos en su proceso de maduración emocional, psicológica, social, espiritual.

Mi hija, me dijo hace poco que quiere abrir un canal de youtube, yo le respondí "tenemos que revisar bien las ideas, las historias, cuidar mucho el contenido y la ortografía"; ella me queda mirando y dice "y porqué no mejor, me dejas hacerlo a mi manera, es la forma en que quiero expresarme, no la tuya"

Es cierto ¿Cuántas veces pretendemos que nuestros hijos hagan las cosas a nuestra manera? sin tener en cuenta que ellos están en la búsqueda de su propia manera.

Agradecí que ella tiene una gran habilidad comunicativa y yo no soy tan terca, para aceptar que me he equivocado y pedirle disculpas por lo mismo! y pienso en cuantos jóvenes, no sienten esta posibilidad en sus hogares y buscan en otros lugares lo que en su casa no encuentran, aceptación y respeto!

Porque todos tenemos la oportunidad de tejer nuestra propia historia!

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